domingo, 26 de agosto de 2012

Madre


Mucho se ha escrito sobre el ser humano más amado sobre la Tierra y en ocasiones el menos valorado.  Ser madre cambia el sentido total a nuestras vidas. Desde el momento que tenemos un milagro de vida en nuestros vientres hasta que decimos "adios" eterno con la muerte.

Algunas tienen la dicha de ver crecer y apoyar a sus hijos durante su vida... bebé, joven, adulto... y sus vivencias... caminar, hablar, noviazgos, matrimonios y hasta divorcios... Otras han tenido que vivir la pérdida de sus hijos antes de tiempo por enfemedad, violencia o accidente.

En cualquiera de los dos casos, nunca se deja de ser madre... es un amor tan intenso que aún la muerte no puede acabarlo.

La felicidad de nuestros hijos se vuelve nuestra propia felicidad... y sus tristezas son como cuchillos en nuestras almas... Cada lágrima derramada por nuestros hijos es un océano para nosotras.

Cada disgusto que pasan, se hace más importante para nosotros que para ellos y cada ofensa que le propinan es un insulto a nuestras propias almas. Y cada ser que lo humilla se vuelve un monstruo y un enemigo en nuestras vidas, aún cuando ellos a veces no le dan gran importancia.

Eso es sólo un poco de lo que sentimos al ser madres y es tan hermoso cuando nos danos cuenta que al igual que amamos a nuestros hijos... tenemos a alguien que nos ha amado de la misma manera...

Gracias hij@ por hacerme madre...Gracias Madre por hacerme tu hija...

La Vida...

La vida... es a veces tan hermosa. Te regala el sol, la luna, el aire, las montañas. Te regala unos padres, una pareja, unos hijos.  Algunos tienen la dicha de tener todo esto y no saber disfrutarlo, hay quienes nunca lo han tenido y viven con la esperanza de algún día poder tenerlo.

Pero cuando lo tienes, lo valoras, lo cuidas y por cosas del destino lo pierdes, crea un dolor tan profundo que cuesta trabajo poder superarlo.

Hay quienes han perdido su capacidad de ver, hay quienes han perdido su capacidad de caminar... es difícil, pero hay una fuerza mayor que los ayuda a superarse y comienzan a disfrutar su vida de una manera diferente.

Pero cuando perdemos a alguien que amamos de repente, sin aviso, sin tiempo para prepararnos... que intenso es el dolor que se siente.

Se pasan por muchas etapas... coraje, tristeza, culpa, hasta que finalmente llegamos a la aceptación. La aceptación no nos quita el dolor, pero lo hace más llevadero.

Pasan los años y seguimos recordando con lágrimas el tiempo que estuvo en nuestras vidas... pero ya no sólo recordamos que no está, ya comenzamos a recordar como nos hacia reir, como nos hacia enojar, las cosas que hacía y decía.  Comenzamos a sanar.

La vida es sabia, a veces nos golpea fuertemente, pero siempre nos da las herramientas necesarias para ser fuertes y continuar.  Asi es la Vida... Such is life.